En medio de la estepa, al pie de la montaña, o a orillas del lago, el cordero patagónico es uno de los platos más codiciados de la gastronomía argentina.
Las brasas comienzan a encenderse. El tiempo es aliado del buen asador. La copa de vino y los quesos son el anticipo de uno de los platos más codiciados de la Patagonia: el cordero.
Cada cocinero le da su impronta al plato, con los condimentos y guarniciones adecuados, generando un estilo propio, que los restaurantes más importantes de la región incluyen en sus cartas, transformando esta perla culinaria patagónica, en un auténtico clásico del buen comer.
Los corderos criados en la estepa patagónica, aceptan diversas formas de cocción, la más elegida es el asado, por su toque tradicional y pintoresco. Los adobos, a base de ajo, perejil, ají molido, romero y menta, resaltan aún más los sabores de la carne. Sin embargo, el cordero puede ser preparado de otras maneras: al horno, en brochetas, en guisos.
En el viaje por tierras de Chubut, la mayoría de los restaurantes de la región ofrecen el cordero patagónico como un plato que no hay que dejar de probar y disfrutar y que invita al regreso.
Cholila ofrece cada año la oportunidad de probar el cordero patagónico en la Fiesta Nacional del Asado, en un entorno natural y bello.
Los asistentes pueden disfrutar de 3 días en los que se asan alrededor de 10.000 kilos de asado de vaca, 400 chorizos, 300 corderos. Se instlana en el lugar alrededor de 150 asadores por ronda manejados con maestría y hay más de 20 cocineros que están dedicados exclusivamente al fogón.
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